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Cómo crece la fe

Cómo crece la fe

 

Hace poco, durante un fin de semana, llevé a cabo una serie de reuniones para estudiantes universitarios. El tema fue el Espíritu Santo y el reavivamiento. Después de una de las presentaciones, alguien preguntó: «Pastor Finley, ¿cómo puedo tener más fe? A veces, mi fe parece débil. Me gustaría tener más fe, pero no sé cómo lograrlo».
No era la primera vez que me lo planteaban. A lo largo de los años, he escuchado esa pregunta en numerosas ocasiones. En la lección de este mes, exploraremos cómo tener una fe viva, vibrante y en crecimiento.

1. ¿Qué dijo Jesús sobre la fe en el tiempo del fin? Para descubrirlo, lea Lucas 18:8.
Es evidente que la fe auténtica escaseará cuando Jesús regrese. Muchas cosas pueden pasar por fe, pero en este pasaje, la pregunta de Jesús nos recuerda cuán necesario es tener una fe bíblica y genuina.

2. ¿Qué es la fe bíblica? ¿Cómo la define la Biblia? Busque la respuesta en Hebreos 11:1.
La fe es el fundamento de nuestra experiencia cristiana. Es la seguridad de que Dios nos ama, y desea solo nuestro bien. La fe cree implícitamente en las promesas de Dios. Es una relación con Dios como un Amigo muy conocido, que nos lleva a hacer todo lo que él nos pide.

3. ¿Qué otra palabra se usa para referirse a la fe? ¿Qué nos dice Proverbios 3:5, 6? ¿Cómo nos ayuda este pasaje a entender la fe?
Elena White dio esta definición: «La fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y que sabe qué es lo mejor para nosotros. Por eso nos guía a escoger su camino en lugar del nuestro. En lugar de nuestra ignorancia, aceptemos su sabiduría; en lugar de nuestra debilidad, su fuerza; en lugar de nuestra pecaminosidad, su justicia. Nuestra vida, nuestro mismo ser, ya es de él; la fe reconoce su derecho de propiedad, y acepta su bendición» (La educación, p. 229).

4. ¿Quién es la fuente de toda fe? ¿Qué debemos hacer si sentimos que tenemos una fe escasa o aun ausente? Lea Romanos 12:3.
La fe es un don que Dios da a cada creyente. No es un sentimiento emocional o algún tipo de estructura mental humanista o de actitudes positivas. Cuando tomamos la decisión consciente de rendir nuestra vida a Cristo, y de ser hijos de Dios mediante su Santo Espíritu, él nos da el don de la fe; esta crece cuando ejercitamos la fe que ya tenemos.

5. Si la fe es un don que nos da Dios, ¿cómo podemos aumentar nuestra fe? Lea Romanos 10:17 y 2 Corintios 1:18-20.
Al leer la Palabra de Dios con una actitud de oración, el Espíritu Santo desarrolla en nosotros una fe más sólida. Al aceptar las promesas de Dios como un «sí» eterno que él nos da, nuestra fe se incrementa.

6. ¿Nos beneficiamos meramente por leer la Biblia? ¿Qué verdad sorprendente aprendemos de Hebreos 4:2?
Limitarnos a leer la Biblia no hará crecer nuestra fe. Es posible leer la Biblia de manera descuidada y distante. Cuando leemos la Biblia con confianza, reclamando las promesas divinas como realidades, nuestra fe crecerá.

7. Reflexione en la historia de la mujer con «flujo de sangre» que fue sanada por Jesús (Lucas 8:43-48). ¿Qué le dice esa experiencia sobre la fe?
Esta historia contiene al menos dos verdades vitales sobre el crecimiento en la fe:
En primer lugar, la mujer creyó que Cristo podía y quería ayudarla en su situación desesperante. La fe no estaba centrada en sí misma, sino en Jesús. La fe bíblica siempre tiene un énfasis en Jesús.

En segundo lugar, a medida que esta mujer ejerció su fe, esta creció. Si usted desea una fe vibrante y en crecimiento, reconozca como hijo de Dios que Jesús le ha dado el don de la fe. Crea en su palabra; llene su mente de sus promesas; ejercite la fe que tiene. Entonces verá que su fe también crecerá.

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