| Si quieres una vida feliz y en paz, el arrepentimiento y la confesión son siempre la mejor elección. |
Un juez iba a liberar a un preso de la cárcel. Uno cualquiera, con motivo de las fiestas patronales de la ciudad. El juez hizo pasar a uno por uno a una “entrevista” con él para ver quien merecía ser liberado. Al preguntar al primero por que estaba allí este dijo:
- “Estoy aquí porque me calumniaron y me acusaron injustamente”
Llamó al segundo y este contestó:
- “Estoy aquí porque dicen que robé, pero es mentira”
De esta forma fueron pasando todos los presos y se declaraban inocentes. Hasta que llegó el último quien dijo:
- “Estoy aquí porque maté un hombre. Hirió a mi familia y perdí el control y por eso lo maté. Pero hoy me doy cuenta de que lo que hice estuvo mal y estoy muy arrepentido.
El juez se levantó y dijo:
- Voy a liberar a este último preso.
Todos se quedaron perplejos y preguntaron:
- Pero ¿por que lo vas liberar a él?
El juez contestó:
- El castigo es para los que esconden su falta. La misericordia para los que la reconocen y se arrepienten.
(Anónimo)
No escondas tus faltas delante de Dios ni ante los demás. No tiene sentido hacerlo. Acepta tus errores y trata de mejorar cada día de la mano de Dios.
En tu vida el juez es tu Padre Celestial y tu abogado es tu mejor amigo Jesús, que además pagó tu cuenta con su sangre. No hay condenación para tu vida si aceptas Su sacrificio en tu lugar y vives una existencia coherente a través de una relación diaria con Él en la que Le permitas hacer Su voluntad en tu vida. Dios puede transformarla de una manera que no puedes ni imaginar.
Esther Azón Fernández (EAF) Redacción CPM
Foto: Mazo